En el pecho se encuentran el corazón, los pulmones, los bronquios y las mamas.
El pecho es el área del impulso y de la acción. Se relaciona con los sentimientos, la identidad, la valentía y el coraje.
“Poner el pecho” se relaciona con la capacidad de afrontar la vida.
Se “toma a pecho” aquello con lo cual uno se compromete.
El corazón se asocia con la fuerza, el calor, la energía, el ritmo, los sentimientos y la pasión.
Los pulmones funcionan como un filtro vital, son contacto con el mundo exterior por medio del intercambio de gases.
Las mamas se asocian con aspectos sexuales y con la nutrición.
La espalda se relaciona con la responsabilidad, con la sobrecarga y el agobio.
“Tener la espalda ancha” es poder hacerse cargo.
Los hombros conectan la espalda y el pecho, el atrás y el adelante del cuerpo, el pasado y el presente, lo visible y lo invisible.
En el abdomen se encuentran el estómago, el bazo, el hígado, la vesícula, el intestino, el páncreas y los riñones.
Es la zona de las emociones, que son el motor de la vida. Se relaciona con la capacidad de aceptar, asimilar, transformar y asimilar. Es zona de metabolización de afectos y sentimientos.
Es una zona de mucho movimiento y transformación, relacionada con la capacidad de adaptación y cambio.
En la pelvis se encuentran los órganos de reproducción y los excretores.
Es una zona de supervivencia. Tiene que ver con la capacidad de cuidar y de proteger, con la eliminación de los desechos, con el soltar y el desprenderse, está relacionada con la capacidad de cambio y con el disfrute.
En la cadera de da el salto de la naturaleza animal a la humana.
El área sexual se relaciona con la creatividad y con la renovación.
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