Un “hijo de reemplazo” es el que reemplaza a un hermano o a algún otro familiar muerto poco antes de su nacimiento.
Muchas veces lleva el mismo nombre y nace en una fecha de aniversario
relacionada con la vida del muerto, cuyo duelo no ha sido realizado.
Vincent Van Gogh y Salvador Dalí fueron “hijos de reemplazo” con historias muy diferentes.
Van Gogh nació el 30 de marzo de 1852, un año después de la muerte de su hermano mayor también llamado Vincent.
En la familia no se podía hablar de esta muerte.
Su hermano Theo tuvo un hijo (1890) al que llamó Vincent por amor a su hermano.
Meses después del nacimiento de su hijo escribe a su hermano, “Espero que este Vincent viva y pueda realizarse”.
Poco después de recibir esta carta Vincent se suicida.
Dalí en cambio pudo diferenciarse de su hermano muerto.
Nació tres meses después de su muerte y le pusieron el mismo nombre.
Cuenta que su madre había quedado trastornada y que él podía sentir la
angustia en su vientre y que aprendió a vivir llenando el vacío del
afecto que no le daban.
A los cinco años, sus padres le llevaron a la tumba de su hermano y le contaron que él era su reencarnación.
Pintó 64 versiones del Angelus, famoso cuadro de Millet en el que se ve
a una pareja de campesinos, con las manos juntas, las cabezas gachas,
rezando en un campo sobre una cesta de papas.
Por rayos X se
descubrió que bajo la cesta de papas hay un pentimento (arrepentimiento
del pintor) en el que se representaba un ataúd de niño.
En sus
Memorias, Millet cuenta que un amigo le aconsejó cambiar de tema porque
no iba a poder vender el cuadro por ser muy triste y cubrió el ataúd con
la cesta de papas.
Cuando Dalí se enteró de esta historia dijo que siempre olió la muerte de un niño en ese cuadro.
Enterró 64 veces a su hermano.
Su madre murió cuando él era adolescente y su padre se casó al poco
tiempo con la hermana de la madre, esto empeoró su relación, que nunca
fue buena, hasta que tuvieron una pelea muy fuerte en la que le dio a su
padre un preservativo con semen y le dijo “ya no te debo nada”
Van Gogh
Angelus, Millet
Angelus, Dali
Retrato de mi hermano muerto, Dali
lunes, 14 de julio de 2014
lunes, 7 de julio de 2014
Duelos no realizados
Los muertos son seres invisibles, no ausentes. San Agustín
Imagen: Bansky
¿Qué pasa con los duelos no realizados?
Generan tensiones psicológicas y energéticas como sucede con las tareas que no concluimos.
El efecto Zeigarnik(1928) postula que uno recuerda mejor lo que esta sin terminar que aquello que está terminado. Lo que concluimos se ordena en la memoria y podemos pasar a otro tema, mientras que algo inacabado nos acosa, ocupando nuestra mente durante mucho tiempo.
Por eso es importante hacer el duelo en nombre de las generaciones que nos precedieron para cerrar el pasado.
A veces es muy difícil porque hay actos que nos resultan intolerables, muertes inesperadas, prematuras, injustas, violentas, sin sepultura, de niños.
Lo primero es poder tramitar el dolor, culpa, enojo, apego que nos provoca la pérdida.
Después recurrimos a actos simbólicos, rituales, para poder sepultar a esos muertos y despedirnos.
Los rituales tienen mucha importancia para reparar traumas genealógicos, cerrar tensiones y realizar el duelo.
El trabajo de duelo no solo es conveniente en los casos de muerte, hay otras pérdidas que también nos impiden retomar el camino de la vida, pueden ser separaciones, desempleo, jubilación, etc.
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