La cabeza simboliza el espíritu, el principio de autoridad y de orden.
Simboliza lo superior, lo que está arriba. Es la cima.
Se relaciona con lo sutil, lo abstracto, la mente, las ideas, la capacidad de imaginar y de proyectar.
En la mitología clásica y en la oriental encontramos divinidades con varias cabezas como: Hécate, Cerbero, Brahman, Agni, etc.
Para Platón la cabeza representaba un pequeño mundo, un microcosmos.
Los galos le atribuían una connotación de triunfo en la guerra, por eso a sus enemigos les cortaban la cabeza.
En el Zóhar la cabeza simboliza la luz astral.
En el arte medieval representa la mente y la vida espiritual.
Es la zona de la comunicación, de la creatividad y de la intuición.
Capta los estímulos que provienen del exterior.
Hay muchas expresiones de uso frecuente que contienen la palabra “cabeza”:
“Pierde la cabeza” el que actúa irracionalmente.
“Cabeza dura” es el que no quiere entender.
“Darse la cabeza contra la pared” es cuando uno se desespera ante la imposibilidad de conseguir lo que desea o por errores cometidos.
Algunas experiencias “abren la cabeza”, ayudan a cambiar ideas, a ampliar nuestro punto de vista.
“Trae dolores de cabeza” es decir muchos problemas.
“Se le subieron los humos a la cabeza”, es un soberbio.
“Es pura cabeza”, es muy mental, está desconectado del resto del cuerpo, seguramente es perfeccionista y controlador.
“Levanta cabeza” quien supera una situación desgraciada.
“Baja la cabeza” quien se somete y obedece.
“Calentar la cabeza” es apabullar de ideas.
Cuando “se nos mete algo en la cabeza” no paramos hasta conseguirlo.
Los que tienen la “cabeza llena de pájaros” son muy fantasiosos.
“Sentamos cabeza” cuando nos volvemos más juiciosos y reflexivos.
Montaigne dijo que "vale más una cabeza bien puesta que una llena".
Una "una cabeza llena" es aquella en la que el saber se ha acumulado sin selección ni organización que le de sentido.
"Una cabeza bien puesta" es aquella centrada y organizada que puede darle un sentido a las cosas.
Cuando digo que alguien “me partió la cabeza”, digo que me gustó tanto que no puedo dejar de pensar en esa persona.
Cara: se asocia con la identidad, la capacidad de ser responsable y con el afrontar los acontecimientos. Decimos: poner la cara, encarar.
En las expresiones de nuestro rostro pueden observarse señales de nuestros estados emocionales.
Podemos expresar con claridad: sorpresa, alegría tristeza, enojo, miedo, asco.
Las expresiones faciales constituyen uno de los elementos básicos del lenguaje corporal, junto con el contacto ocular, las características de la voz, el tacto, el tono muscular, los movimientos del cuerpo y la postura.
Cuero cabelludo: se asocia con la vitalidad y el poder
Boca: relacionada con la comunicación verbal y la alimentación, es una zona de extrema sensibilidad al poseer gran cantidad de terminales nerviosas.
Participa en el canal de la comunicación, dando forma a lo que sale de adentro, es el último paso de la expresión verbal.
La boca y la garganta son filtros donde queda lo que uno no expresa.
Labios: representan nuestro flujo externo de ideas y palabras.
También se asocian con la sensualidad, con los labios besamos, acariciamos, probamos.
Mandíbulas: es la base de nuestros dientes, se relacionan con la voluntad y la fuerza y representan el grado de rigidez en nuestra percepción.
Dientes: se asocian con la agresividad, con la fuerza.
Encías: se relacionan con el sostén y la seguridad.
Lengua: se asocia con la comunicación y el gusto.
Ojos: se relacionan con la capacidad de ver y mirar y con la comunicación, a través de la mirada se puede expresar seducción, ira, amor, sorpresa, miedo, indiferencia, resignación, tristeza, alegría, entusiasmo…
Representan al “yo”, son las “ventanas del alma”.
Ojo derecho: relacionado con el yo externo, con cómo creemos que nos ven los otros.
Ojo izquierdo: con el yo interno, cómo nos vemos nosotros.
Nadie tiene los 2 ojos iguales.
Cejas: representan las creencias.
Pestañas: cuando uno pestañea cambia la realidad, es la metáfora de cómo la vida cambia a cada instante.
Oídos: se relacionan con la capacidad de escucha.
Oído izquierdo: con el escuchar dentro, con la necesidad de estar en contacto con nuestras creencias y sentimientos.
Oído derecho: con el escuchar en términos de acciones, acontecimientos y circunstancias externas.
Nariz: se asocia con la intuición.