domingo, 8 de mayo de 2011

El deseo en Gilles Deleuze

Estar plural


No nado en una sola dirección. No voy en un único sentido. Deseo vivir diferentes vidas. Y apenas hago una costura definitiva en mis pensamientos, se hincha el argumento. Y todo vuelve a estallar.



Según Claire Parnet, Deleuze junto a Félix Guattari muestra la importancia del deseo y su aspecto revolucionario frente a toda institución.

Por eso a Deleuze muchos lo conocen como el filósofo del deseo, porque propone un nuevo concepto frente a las concepciones imperantes hasta ese momento, en especial a la psicoanalítica.

Hace una lectura crítica del psicoanálisis. No lo considera algo malo para todos, pero lo rechaza como discurso único.

Dice que los psicoanalistas hablan del deseo como sacerdotes, hablan de una gran queja por la castración, que es como una maldición. Recordemos que Nietzsche decía que la psicología era un “asunto de curas”.

Se opone a la idea de que deseamos lo que hemos perdido, a la idea del deseo como carencia o como falta.

Ve al deseo como potencia, como motor.

Desear es construir, es un agenciamiento, que es lo todo lo que conforma ese deseo.

Un agenciamiento es una multiplicidad. Multiplicidad de dimensiones, de líneas, de direcciones. Recordemos que los individuos y los grupos, para Deleuze, estamos hechos de líneas.

Un agenciamiento implica también estilos de enunciación y territorios que cada uno hace y de los que sale mediante la desterritorialización.

Por aquí es por donde fluye el deseo.

El inconsciente está presente en todas partes, pero no hay algo que se deba desentrañar en las profundidades.

En el Anti-Edipo se opone, junto a Guattari, en tres puntos al psicoanálisis:

1-El inconsciente no es un teatro en el que siempre estamos representando la misma tragedia, el Edipo. El inconsciente es una fábrica, es producción.

2- El delirio ligado al deseo, uno no delira sobre su padre o su madre, uno delira sobre el mundo entero. Se delira el mundo, no se delira la pequeña familia de uno. El delirio es un emergente que genera el sistema.

3-El deseo se instala siempre en un agenciamiento,construye agenciamientos, incluye siempre varios factores a diferencia del psicoanálisis que se ocupa de un solo factor, ignorando lo múltiple, los agenciamientos.

Si pensamos al deseo como falta, como carencia y su satisfacción como la posesión de aquello que nos falta, lo satisfactorio es no desear porque entonces no nos falta nada.

Y de esta manera también vinculamos el deseo al objeto, y como hay objetos buenos y malos habrá deseos buenos y malos. Entonces el objeto se presenta como trascendente al deseo.

Deleuze dice que el deseo es producción, no deseamos un objeto, deseamos en conjunto. No deseamos a una persona, sino a esa persona y todos los encuentros, todos los paisajes, todos los libros que se enrollan con ella. Desearla es desear desenrollar, desarrollar lo enrollado.

Si deseamos comprar un equipo de música, lo que deseamos no es sólo el equipo, deseamos escuchar la música que nos gusta, compartirla con amigos, etc.

El deseo es una disposición del sujeto que desea, es construir una disposición de objetos que forman un conjunto.

Desear implica construir ese deseo y es una potencia de crecimiento que recupera nuestras pasiones alegres.

1 comentario:

  1. ¡Qué buen artículo! Describe con sencillez y a la vez, sin bastardearlos, conceptos de autores que siempre me resultan difíciles. Muchas gracias! Liliana

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